Subtitulo: Las Señales Que Traen Terror A Los Corazones De Los No Creyentes Traen Aliento De Esperanza Al Pueblo De Dios
¡El Juicio inminente de Dios contra el pecado es algo tan certero como la muerte y el pago de los impuestos! Y todos aquellos que se encuentran bajo esta condenación se enfrentan a un castigo eterno, siendo que lo crean o no. Muchos son como el muchacho que “silva mientras pasa cerca de un cementerio” – tratando desesperadamente de convencerse a sí mismo de que no existe tal final. En cierto nivel de conciencia, todos los hombres en todo lugar tienen un sentido de guardar cuenta de sus acciones. Así que si estas acciones solo envuelven algo como seguir un ritual supersticioso para la buena suerte, ciertamente se harán intentos de inclinar la suerte a su favor. Sin embargo en el fondo saben que el desastre está a la vuelta de la esquina, pero en la mayoría de los casos rehúsan hacer frente a dichas situaciones.
Esta inhabilidad de confrontar la realidad es la razón primaria por la cual muchas personas recurren a las drogas, el alcohol, el sexo ilícito fuera del matrimonio, etc.; como medios de escape. La vida, para ellos, es mas de lo que pueden manejar y cualquier método que les ayude a “sentirse mejor” – sin importar cuan trascendente sea – es buscado con ansiedad. Por supuesto ninguno de ellos entiende la base espiritual del por qué de su comportamiento y por esta razón, muchas cosas fuera de su control serán para ellos como una estampida de ganado vacuno. Por supuesto que Satanás está totalmente al tanto de esta tendencia de la humanidad y la utilizará en muchas ocasiones para mover a las masas de personas a que hagan su voluntad.
Y aunque esta situación sea incompresible por los no creyentes, a través de la historia Dios ha utilizado (y continúa utilizando) tales cosas para traer juicio sobre personas y naciones – ¡Calamidades que muchas veces sufren los justos con los injustos! Y este principio irrefutable encontrado en la palabra de Dios es algo que necesitamos tratar en el día de hoy, pero en muchas ocasiones es ignorado por predicadores quienes deberían no ponerlo en un segundo plano. El deseo de esto pastores está consumido únicamente por el propósito de llenar los bancos de la iglesia a tal punto que las oscuras nubes que se posan sobre ellos son ignoradas. Hay una necesidad desesperada de que se suene la alarma y con la ayuda de Dios queremos alertar a tantas personas como sea posible. El Rapto de la Iglesia es un prospecto de bendición, pero en ninguna manera esto significa que todos nosotros no seremos expuestos a persecución o incluso muerte en el ínterin. El periodo de La Gran Tribulación será el juicio de Dios sobre la nación de Israel en particular y al resto del mundo en general. Pero mientras la humanidad espera esta horrenda hora, la retribución seguirá siendo aplicada cuando sea y donde sea necesario para asegurar que el Plan Divino de Dios sea cumplido. Así que todos nosotros necesitamos despertar y darnos cuenta que algunas veces se tendrá “daño colateral” como resultado, el cual incluirá incluso al pueblo de Dios.
Cuando cosas malas pasan a nuestro alrededor, debemos asirnos de la hermosa verdad que presenta la palabra referente a que “... a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28 (VRV). Así es, cuando los creyentes somos atacados por enfermedad, guerra, huracanes, terremotos o cualquier otro tipo de catástrofe o desastres naturales que destruyan nuestras posesiones materiales y tomen vidas que son preciadas por nosotros, es para un bien mayor. A la larga estas situaciones nos hacen más fuertes. Dios causa o permite que tales cosas ocurran y algunas veces su juicio va de la mano – si no van sobre nosotros directamente, pueden recaer sobre nuestro vecinos o nuestra nación.
En uno de los Salmos del Rey David él expresa la verdad de que cuando oramos, algunas veces la respuesta de Dios viene con “tremendas cosas”. Veamos
“5 Con tremendas cosas nos responderás
tú en justicia, Oh Dios de nuestra salvación, Esperanza de
todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines del
mar.
6 Tú, el que afirma los montes con su
poder, Ceñido de valentía;
7 El que sosiega el estruendo de los
mares, el estruendo de sus ondas,
Y el alboroto de las naciones.
8 Por tanto, los habitantes de los
fines de la tierra temen de tus maravillas.
Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.”
Salmos 65:5-8 (VRV)
De oriente a occidente, toda la humanidad es confrontada
por las señales evidentes del poder de Dios y la presencia de su mano creadora
en la naturaleza. Los terremotos, los huracanes, los maremotos y los tornados
impregnan temor en el corazón de los hombres – todo esto debido a la fuerza
destructiva de estos fenómenos. Pero después que el sol sale de detrás de las
nubes y el polvo se asienta, el pueblo de Dios continuarán adorando su Nombre
aunque sea con los ojos llenos de lágrimas. Tal como el patriarca Job dijo:
“15 He aquí,
aunque él me matare, en él esperaré…” (VRV) Job 13:15a
Tal comportamiento por parte de los creyentes es un
testimonio poderoso a aquellos que “…no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses
4:13b) y además es algo que trae consigo gloria a nuestro Señor y Salvador
Jesucristo.
Otro aspecto de juicio es “la inhumanidad del hombre hacia
si mismo” La crueldad de los humanos contra su propia especie ha sido utilizada
por Dios para juzgar a individuos e incluso naciones completas. Las guerras
continúan plagando a la humanidad y millones de personas alrededor del mundo
mueren sin razón mientras que las religiones, las ideologías y sus déspotas
luchan por la supremacía en choques de voluntad y poder. Nuestra juventud está
derramando su sangre en Afganistán e Irak supuestamente para “proteger la
libertad de América”, pero la historia usualmente revela tales intromisiones
son una especie de cortina de humo que promueve una agenda desconocida al
público en general. Pero en cualquier caso, sea que fuese una guerra atrincherada
o una batalla a pequeña escala contra nuestros vecinos – la gente continuará
sufriendo y muriendo pues este es el legado producto del pecado de la
humanidad. Si esto nos toca en lo personal o cual será el resultado de todo
esto sólo Dios lo sabe. Pero más temprano que tarde llegará. Para alguno
de nosotros será persecución por parte de aquellos quienes no estén de acuerdo
con nuestras creencias. Y en la epístola a los Filipenses, el Apóstol Pablo
habló de tales persecuciones y como debemos de reaccionar:
“… y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de
perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios. 29
Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él.” Filipenses 14:28-29 (VRV)
El mismo sol que derrite el hielo,
endurece la arcilla. Y, tal como indica el titulo del artículo, existen dos
lados de la misma moneda. Los desastres que llenan de horror a los impíos
evocaran loor a Dios de los labios de los creyentes --- incluso en el centro
del sufrimiento – porque nosotros sabemos y amamos a Aquel que permite que
estas cosas sucedan. Someter a un niño a procedimientos médicos dolorosos nunca
es una tarea placentera para un padre o una madre, pero en ocasiones son
necesarios para el bienestar físico del niño. Y como Hijos de Dios, siempre
tenemos que estar mentalmente y emocionalmente preparados para aceptar
cualquier situación buena o mala que Dios considere necesaria en el momento.
Entonces cuando mantenemos nuestro testimonio para Cristo a pesar de las
circunstancias, glorificamos y exaltamos su Nombre. Tales actitudes durante los
momentos de persecución y tormento – tal como históricamente demostraron los
Mártires Cristianos del pasado – tienen una procedencia sobrenatural en su
origen pues trasciende la naturaleza humana. Nuestro Dios extiende su gracia en
la hora de la prueba y sostiene a los suyos, para que de esa manera podamos
enfrentar el futuro con confianza. Además el pasaje de las escrituras en
Filipenses nos dice que no tener temor en medio de la persecución es una señal
clara al impío de su inminente destrucción. Puede que nos causen mucho
sufrimiento e incluso tomen nuestras vidas, pero no pueden en ninguna manera
privarnos de nuestro lugar en el reino de los cielos con nuestro Señor Jesucristo. Y su maldad contra
nosotros será vengada a tal grado infinitamente mayor que nunca haya pasado por
mente alguna:
“38 Oísteis que
fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39
Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera
en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” Mateo 5:38-39
“19 No os
venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios;
porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de
comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego
amontonarás sobre su cabeza.” Romanos 12:19-20
En otras palabras, la forma en que Dios “pasará cuentas” con aquellos que nos han maltratado es pagar el mal que nos hacen con el bien. (Años atrás escuche a un comediante que comentaba acerca de este principio diciendo: “ ¡Ame a sus enemigos y vuélvalos locos!”) Cuando respondemos de una manera totalmente inesperada, existe una gran probabilidad de que la conciencia del enemigo le redarguya – pero incluso si no es así, pagando bien por mal “amontona ascuas de fuego sobre sus cabezas”. Y al final, la venganza de Dios sobre aquellos que rehúsan arrepentirse es tomento eterno en el lago de fuego (Apocalipsis 19:20) y si seguimos sus instrucciones, incrementamos el grado de ese castigo.
Así que nunca
debemos desesperarnos, porque “mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo. (1 de Juan 4:4, VRV). El Espíritu Santo de Dios literalmente
nos ha sellado – nos ha guardado para si mismo – y su poder para con el
creyente es infinitamente
mayor que “…el espíritu que ahora opera en los hijos
de desobediencia” (Efesios 2:2b)
Nosotros
podemos – y debemos – enfrentar el futuro sin temor alguno de lo que pueda
hacer contra nosotros el hombre natural que no tiene temor de Dios, pues
Jesucristo ya aseguró ¡nuestra gran victoria! El espectro de la muerte
horroriza al impío, pero en una forma en que ellos no pueden entender – señala
el día de festividad para nosotros. La muerte física es meramente una
transición de una esfera de la realidad a otra y la gloriosa esperanza del
creyente es que en ese mismo momento, nuestro espíritu pasará a la presencia y
confort eternal de nuestro Señor. Y entonces en el Rapto de la Iglesia, nuestro
espíritu se reunirá con un cuerpo glorificado – semejante al que tiene nuestro
Salvador:
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y
aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.”
1 de Juan 3:2 (VRV)
Por supuesto que
para aquellos que todavía estén vivos durante el Rapto, si son Cristianos
genuinos, serán removidos instantáneamente de la tierra – con el cuerpo siendo
cambiado y glorificado en el proceso (1 Corintios 15:52). Así que la “manifestación
gloriosa” de la cual habla Tito 2:13 es nuestro retorno triunfal a la tierra
con el Señor Jesucristo
– El Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:16) ¿Temerle a la muerte?
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que haya sido bendecido por este ministerio, que busca educar y advertir a
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Reino del Anticristo-en sus noticias diarias.
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Dios le bendiga.