TITULO: EL GRAN “YO SOY”
Subtítulo: ¿Afirmó Activamente Jesucristo Su
Deidad?
En los primeros días de mi andar como cristiano, recuerdo
leer acerca de las confrontaciones del Señor con los escribas y fariseos—donde
ellos continuamente lo buscaban y demandaron señales de El para que probara que
realmente El era el Mesías—¡y me preguntaba porqué El no les dijo llanamente
que El era Dios en la carne! Me parecía que en el momento El se causó muchos
problemas innecesarios por “darle vueltas” al asunto. Tomó varios años de estudio
antes que aprendiera que El había declarado Su deidad enfáticamente, y lo hizo
en términos tales que no era posible que los judíos fallaran en saberlo.
El punto que no entendí fue que debido a que Su
ministerio terrenal era dirigido hacia el pueblo judío, Sus respuestas a las
preguntas de ellos fueron expresadas en la terminología de
En el libro de Éxodo, capítulo tres, encontramos
a Dios revelándose a Sí mismo a Moisés hablándole desde la “zarza que ardía en
fuego”. En ese punto Moisés había estado apacentando ovejas en el desierto por
cuarenta años. Recuerde que el pasó los primeros cuarenta años de su vida en la
casa de Faraón, rey de Egipto, como su hijo adoptivo—disfrutando de todos los
privilegios de su posición exaltada. Luego el mató a un hombre egipcio mientras
trataba de defender a uno de sus hermanos hebreos y tuvo que huir por su vida. Ahora
que Moisés tiene ochenta años de edad y humillado por sus circunstancias, ¡Dios
está listo para usarlo! Mientras camina atendiendo la manada de ovejas, el ve
una especie de arbusto de desierto que se quemaba. De por sí eso era inusual,
pero aún más extraño era el hecho de que el arbusto seguía ardiendo sin ser
completamente consumido. Esto, por supuesto, llamó su atención—y eso era
precisamente lo que Dios quería. Cuando el se acercó a la zarza Dios le habló
en una voz audible, le dijo que no se acercara más, y que se quitara sus
sandalias porque el estaba parado sobre “tierra santa”. Luego Dios continúo
diciéndole a Moisés que El era el Dios de su padre (Amram), el Dios de Abraham,
Isaac, y Jacob. Moisés estaba aterrorizado por todo esto y escondió su cara
porque el creía (como muchos otros santos del Antiguo Testamento) que uno
moriría si veía a Dios. Pero Dios continua hablando con el y le hizo conocer
que el había sido escogido para dirigir el pueblo de Dios—los hijos de Israel—fuera
de la esclavitud de Egipto. Luego Moisés trató de comenzar a buscar excusas. Su
primera excusa tenía que ver con su estado de bajeza: "¿Quién soy yo para
ir a Faraón?" La respuesta de Dios fue que El estaría con el.
Luego Moisés trata de dar su segunda excusa
implicando que el pueblo no lo escucharía porque ellos preguntarían, "¿Cuál
es Su nombre?" En otras palabras, ¿cuál es el nombre de este Dios que
estamos supuestos a servir? Este pueblo había estado en esclavitud por más de
400 años y había olvidado todo acerca de Dios, ¡pero El no los había olvidado a
ellos! Después El le dijo a Moisés en el versículo 14: "Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a
los hijos de Israel: YO SOY me envió
a vosotros."(Biblia RV)
Este confuso nombre “YO SOY” en el Hebreo es expresado por las consonantes YHWH (la
cual los judíos llaman el "Tetragrámaton"—el gran e inexpresable
nombre de Dios). De ahí obtenemos el nombre Jehová.
Los judíos sienten que este nombre es tan santo que ellos no intentarán
pronunciarlo. Pero Dios le mandó autoritativamente a Moisés a que usara Su
nombre para acercarse a los esclavos hebreos en Egipto. Hoy sabemos, por virtud
de la enseñanza del Nuevo Testamento, que el Jehová del Antiguo Testamento es
el Jesucristo del Nuevo. Entonces con este entendimiento, miremos al evangelio
de Juan para ver que el Señor dio a conocer Su deidad a cualquiera y todo aquel
que la recibiera.
En el capítulo cinco de Juan encontramos al Señor
sanando a cierto hombre de entre “una gran multitud” de un pueblo enfermo. Ellos
estaban esperando por un ángel que "agitaba las aguas" del estanque
de Betesda. Según la historia, el primero que llegara hasta el agua después que
el ángel la hubiese agitado, sería sanado milagrosamente. El Señor simplemente
se presentó al lugar y seleccionó a uno de entre los muchos y le dijo "Levántate,
toma tu lecho y anda". El hombre se levantó, tomó su lecho (o camilla), y
se fue caminando después de haber ¡estado enfermo por 38 años! Naturalmente
esto llamó la atención de varias personas y como era día de reposo los
“fanáticos religiosos” en la multitud lo criticaron por cargar su lecho. Sin
importar que tan notable fuera el milagro que acababa de ocurrir— ¡ellos
estaban más preocupados por sus reglas y mandamientos hechos por hombres que el
Mesías de Israel! Siempre debemos recordar que los milagros que Jesucristo
realizó eran específicos, selectivos y diseñados para demostrar y autentificar
Sus credenciales como el tan esperado Mesías. Este acto de sanidad milagrosa—en
el día de reposo—fue el comienzo de la activa Resistencia de tanto el liderazgo
religioso como político de Israel contra Cristo. La ley de Moisés prohibía
cualquier trabajo en el día de reposo, pero la tradición rabínica por cientos
de años había estrechado la definición de trabajo a unos extremos ridículos. La
instrucción del Señor al hombre de arreglar su cama, ¡en ninguna forma es una
violación de la ley original!
Después de este incidente, el Señor continúo
sanando al enfermo y echando demonios e hizo todo tipo de milagros que
demostraron a la vista de todos que El era verdaderamente el Hijo de Dios—el
Mesías. Miles fueron alimentados por cinco panes y dos peces, Cristo caminó
sobre el agua para alcanzar a Sus discípulos en al Mar de Galilea, y luego
grandes multitudes comenzaron a amontonarse en cada lugar donde El estaba, en
lo que se convirtió en una atmósfera de carnaval. La mayoría de ellos lo
buscaban para verlo “hacer unos trucos más” divertirlos y asombrarlos, pero El
usó cada oportunidad para enseñar y presentar los principios y preceptos de Su
reino. Le hacían más y más preguntas a El para que demostrase alguna “señal” de
que El era el Mesías. En el versículo 30 del capítulo seis esta señal es
demandada. Y luego en el versículo 31 ellos mencionaron a sus padres (los hijos
de Israel después de salir de Egipto) comiendo maná en el desierto—"pan
del cielo"—insinuando fuertemente que El milagrosamente les proveyera maná
como una señal aceptable.
En vez de ceder a sus deseos, el Señor hace un
comentario en el versículo 35 donde El dice, "Yo soy el pan de vida…"
Si no somos cuidadosos, leeremos esto casualmente y ¡nos perdernos totalmente
de lo que El realmente dijo! ¡Esta es la primera de 14
declaraciones de "YO SOY"
hechas por el Señor que son registradas en el evangelio de Juan! Quizás
nosotros fallamos en verlo, ¡pero ciertamente los judíos no! Note el versículo
41 donde se nos dice que los judíos "murmuraban de el porque había dicho, Yo soy el pan que descendió del cielo." Note
también en el versículo 42 donde ellos discuten entre sí su desdén por El
basados en su familiaridad con El y Su familia. En otras palabras, "¡Nosotros
lo conocemos y no hay forma de que este tipo pueda ser el Mesías!" luego
en el versículo 51 El cambia Su declaración ligeramente y dice, "Yo soy el
pan vivo que descendió del cielo…”
En el capítulo ocho encontramos un recuento interesante
de como los escribas y fariseos trajeron una mujer a Cristo en un intento
desvergonzado de “tentarlo” o probarlo. De acuerdo a su acusación, esta mujer
había sido sorprendida en el mismo acto de adulterio y ellos le recordaron
pomposamente al Señor que
Para demostrar que tan hipócrita era todo el
asunto, el hombre con el que la mujer supuestamente había cometido adulterio ni
siquiera fue traído con ella. Después que el Señor despidió a la avergonzada y
humillada mujer, entonces El hace la declaración, "Yo soy la luz del mundo…",
a lo que respondieron los fariseos, "Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero."
Durante el siguiente intercambio entre Cristo y los fariseos, El hace una de
Sus pronunciamientos más severos concerniente a ellos en el versículo 44:
“Vosotros sois de vuestro
padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido
homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay
verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre
de mentira."(Biblia RV).
Picados por esta evaluación afilada de su
condición y posición, los fariseos continuaron abrumando al Señor y en eso
hacen una referencia pasante a "nuestro padre Abraham" (v.53). Luego
en el versículo 56 y el siguiente, aludiendo a la mención de Abraham, Jesús dijo:
" 56Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi
día; y lo vio, y se gozó. 57Entonces le dijeron los judíos: Aún no
tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58Jesús les dijo: De
cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
59Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y
salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue." (Biblia RV, Juan 8:56-59).
Esta declaración de Su deidad fue considerada por
los fariseos como blasfemia y ellos estaban tan airados por la aserción que
“perdieron los estribos” ¡e intentaron apedrear a Cristo ahí mismo! Su acción
fue una violación de la ley romana y probablemente hubiera resultado en un
castigo severo para ellos si hubiesen sido exitosos en llevarlo a la muerte. Y
de esto podemos ver que ellos llanamente no estaban tan dispuestos a considerar
la evidencia abrumante que apoyaba su afirmación
de Su deidad.
Luego en el capítulo nueve encontramos al Señor pasando
cerca de un hombre ciego—ciego de nacimiento—y Sus discípulos le preguntaron
que quién había pecado y era responsable de su ceguera, el o sus padres? (Los
judíos creían que el pecado era la causa de tales enfermedades). El Señor respondió
que el pecado no era la causa, y en efecto el estaba ciego realmente ¡por la
soberanía de Dios! El estaba en el lugar correcto exactamente al momento
correcto para Jesucristo sanarlo y así demostrar una vez más Sus credenciales
mesiánicas.
En el versículo 5 el Señor dice, "Entre tanto que
estoy en el mundo, luz soy del mundo”. Luego El se sentó en la
tierra e hizo lodo con el que El ungió los ojos del hombre ciego. (Los judíos
pensaban que la saliva ayudaba en enfermedades del ojo). Luego le fue dicho al
hombre que fuera y que se lavase en el estanque de Siloé—lo que el hizo y
recibió la vista. Cuando se esparció la noticia de que Jesús había realizado
otro milagro (también en el día de reposo), los fariseos se tomaron para sí el
oficio de enterarse de todos los detalles.
Cuando el hombre explicó que sus ojos habían sido
ungidos con lodo, inmediatamente los fariseos objetaron porque el hacer lodo en
el día de reposo era una violación de la ley de Moisés ¡Se repite la historia! Esto
instigó una lluvia de afirmaciones y contra afirmaciones de entre la gente, pero
nadie podía negar el hecho que otra vez había ocurrido un milagro. Los fariseos
continuaron cuestionando al hombre que antes era ciego así como a sus padres,
tratando lo mejor para encontrar alguna razón concreta por la que pudieron
acusar a Cristo de blasfemia y deshacerse de El. Los padres del hombre eran
obviamente evasivos en sus respuestas, porque como nos dice el versículo 22 del
capítulo 9, los fariseos ya se habían puesto de acuerdo entre ellos de que
castigo usarían en contra de cualquiera que afirmara que Jesús era realmente el
Mesías. Aquellos quienes se atrevieran a hacerlo serían echados de la sinagoga—lo
cual resultaría en ser rehuidos de la sociedad y efectivamente desposeídos y
desheredados. Para su crédito eterno, el hombre que antes fue ciego encaró a
los fariseos y les dijo sarcásticamente que ¡el milagro hablaba por sí
mismo! Ellos podían discutir y evadir todo lo que quisieran, pero ellos
no podían negar el hecho de que ¡solo Dios podía hacer tal cosa! En respuesta, ellos
"lo expulsaron" de una vez de la sinagoga.
Cuando el Señor se enteró que esta acción había
tomado lugar inmediatamente encontró al hombre, lo trajo a un conocimiento
Salvador de El, y recibió alabanza de el. Luego los fariseos comenzaron a
confrontar directamente al Señor con su animosidad y El les respondió en forma
de parábolas—ilustraciones diseñadas para enseñar verdades espirituales. Ya que
los fariseos eran todo menos espirituales, las parábolas solo tenían
significado para aquellos a quienes Dios se lo revelara. Esta realidad es mostrada
en el capítulo 10 versículo 6, después que el Señor usó la parábola de "El
buen Pastor y Sus ovejas":
"Esta alegoría les dijo
Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía."(Biblia RV).
Luego en rápida sucesión—en los versículos 7, 9,
11, y 14, el Señor hace estas declaraciones:
Versículo 7—"Volvió, pues, Jesús a
decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas."(RV, énfasis mío).
Versículo 9—"Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y
entrará, y saldrá, y hallará pastos."
(RV, énfasis
mío).
Versículo
11—"Yo soy el
buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. (RV, énfasis mío).
Versículo 14—"Yo soy el
buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, (RV, énfasis mío).
Luego en los versículos 19 al 21 vemos la
consternación que estas declaraciones causaron entre la gente: "Volvió a haber disensión entre los judíos por estas
palabras. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí;
¿por qué le oís? Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado.
¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?" (RV).
El siguiente caso donde Cristo declara Su deidad
es en el capítulo 11, en el funeral de su amigo Lázaro. Le había sido dado el
mensaje de que Lázaro estaba enfermo y sus hermanas querían que El viniera. En
vez de ir inmediatamente, el Señor intencionalmente esperó dos días antes de
hacerlo—sabiendo que Lázaro estaría muerto y en la tumba antes que El llegara. Cuando
El llegó, Marta, la hermana de Lázaro le increpó de que si El hubiese venido, Lázaro
no hubiera muerto. Hablándole a su pena comprensible y perplejidad ante Sus
acciones, el Señor dijo en los versículos 25 y 26:
"Le dijo Jesús: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y
todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente ¿Crees esto? (RV, énfasis
mío).
En el capítulo 14 versículos 1 al 6, el Señor consuela
a sus discípulos con estas palabras:
"1No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí. 2En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no
fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
3Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4Y sabéis a
dónde voy, y sabéis el camino. 5Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a
dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6Jesús le dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”(RV, énfasis mío).
Luego en el capítulo quince, versículos 1 y 5, el
Señor hace dos declaraciones finales en Su parábola acerca de la vid y las
ramas:
Versículo 1—"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador."(RV, énfasis mío).
Versículo 5—"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en
mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer." (RV, énfasis mío).
Por esto vemos que el Señor Jesucristo declaró
abierta y enfáticamente Su deidad en muchas ocasiones por separado. El no solo
afirmó ser el Mesías prometido a Israel, sino que El autentificó Su ministerio
y misión y en toda forma como fue profetizado en las Escrituras del Antiguo
Testamento. Uno de mis pasados pastores enseñó que habían 333
modificantes profecías se cumplieron al pie de la letra en la primera
venida de Cristo.
El término "modificantes" significa que
algunas de las profecías individuales contenían más de un elemento. Por ejemplo,
Isaías 7:14 nos dice: "Por tanto, el Señor
mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y
llamará su nombre Emanuel. "(RV).
Dependiendo de como lo veamos, hay por lo menos
tres (y posiblemente cuatro) profecías modificantes contenidas en este
versículo: #1—Una virgen concebirá, #2—Dará a luz un hijo, y #3—Llamará su
nombre Emanuel. (#4—El hecho de que el Señor les hubiera dado esta señal.) Otra
cosa interesante es que las probabilidades de que estas cosas ocurrieran
precisamente como fueron profetizadas son compuestas proporcionalmente por el
número de modificaciones. En
otras palabras, las probabilidades suben dramáticamente.
¡Piense acerca de las probabilidades contra 333
profecías modificantes siendo cumplidas letra por letra! ¡Son verdaderamente
astronómicas! Aún, cada una fue cumplida tal como fue predicha.
Los fariseos de los días de Cristo eran la elite
religiosa del pueblo judío. Eran hombres educados, ricos, y prominentes
socialmente. Ellos estaban tan familiarizados con las Escrituras del Antiguo
Testamento que se afirma que ellos podían abrir varios rollos ¡con ojos
cerrados, señalar una sección con su dedo, y luego citarlas de ese punto en
adelante! Para alguien creer que estos hombres eran ignorantes sobre la venida
del Mesías, ¡es ignorar realidades claras! ¡Estos fariseos sabían que
Jesucristo era el Mesías que los judíos habían esperado por tanto tiempo! [Lea
CE1077, “Las Sociedades Secretas Mataron A Jesucristo, Parte I” ("Secret
Societies Killed Jesus Christ, Part 1"), y CE1078, “Sociedades Secretas
Crearon El Pecado Imperdonable” ("Secret Societies Created The
Unpardonable Sin"), para entender completamente el pensar y la condición espiritual
de estos fariseos, quienes mataron a Jesucristo aún cuando ellos sabían – sin
sombra alguna de duda – ¡que El era su Mesías!]
Jesús de Nazaret se presentó a Sí mismo a Israel
en el principio de Su ministerio público, después que Juan el Bautista (el cual
era tanto el como su ministerio otro cumplimiento profético) proclamara que El
venía. El Señor se identificó con Su propio ministerio sometiéndose al bautismo
por Juan y luego fue a ofrecerse a Sí mismo a Su pueblo. El obró milagro tras
milagro en lugares a través del territorio—dejando bien claro como el agua a
cualquiera con medio cerebro que El era, sin duda alguna, el Mesías. En el
tercer capítulo de Juan encontramos a Nicodemo (un fariseo) que viene a Cristo
admitiendo que ningún hombre podía hacer los milagros que el Señor estaba
haciendo, al menos que Dios estuviese con el. A la luz del obvio cumplimiento
de las profecías del Antiguo Testamento, los escribas y fariseos tenían que
haberlo reconocido como su Mesías.
Yo creo personalmente que esto es revelado en sus
palabras y acciones registradas en Juan 11:47-48: "47Entonces los principales
sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. 48Si
le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán
nuestro lugar santo y nuestra nación."(Biblia
RV, énfasis mío).
¡Ellos temían que el Señor iba a establecer Su
reino y por lo tanto traería la ira de Roma sobre ellos y serían tratados como
rebeldes! Ellos estaban firmemente atrincherados como los “líderes espirituales
y políticos” de la nación y se estaban beneficiando económicamente de sus
posiciones, ¡por lo que ellos ciertamente no querían que nada arruinase su
“buena vida”! Creo que ahí hay suficiente evidencia circunstancial para
concluir que ellos sabían quien El era, y esto hizo su rechazo a El aún más
condenable. Debemos entender que el Señor Jesucristo no llegó simplemente “de
puntapiés” al escenario de la historia de Israel—El vino con trompetas sonando,
y si fuera, se aseguró que tanto Sus credenciales e intenciones fueran
reconocidas como cumplimiento de profecía bíblica. Su “entrada triunfal” a
Jerusalén montado sobre un pollino de asna fue particularmente digna de
atención y no pudo haber sido pasada por alto como un gran evento profético.
Sí, Jesucristo dio a conocer Su deidad en cada
manera concebible: El la proclamó a través de la tierra y la sustentó con
Milagros irrefutables, pero los corazones de hombres pecaminosos no estaban
inclinados a recibirle (Juan 1:11) ¿Y a usted—le ha revelado Dios a Jesucristo
en su corazón?
Si usted ha aceptado a Jesucristo como su
Salvador personal, pero ha sido muy tibio en su caminar espiritual con Él,
usted necesita pedirle inmediatamente perdón y renovación. Él lo perdonará
instantáneamente, y llenará su corazón con el gozo del Espíritu Santo. Entonces,
necesita iniciar un caminar diario de oración y estudio personal de la Biblia.
Si usted nunca ha aceptado a Jesucristo
como Salvador, pero ha comprendido Su realidad y el Fin de los Tiempos que
se acerca, y quiere aceptar Su regalo GRATIS de la Vida Eterna, usted puede
hacerlo ahora, en la privacidad de su hogar. Una vez lo acepte a el cómo Salvador,
usted habrá Nacido de Nuevo, y tendrá el Cielo tan seguro como si ya estuviera
allí. Entonces, podrá descansar seguro de que el Reino del Anticristo no lo
tocará espiritualmente.
Si a usted le gustaría Nacer de Nuevo, vaya ahora a nuestra Página de Salvación.
Esperamos que haya sido bendecido por este
ministerio, que busca educar y advertir a las personas, de modo que puedan
ver el Nuevo Orden Mundial por venir -el Reino del Anticristo-en sus noticias diarias.
Finalmente, nos encantaría saber de usted. Puede enviarnos un E-Mail a
Dios le bendiga.