VENGANDOSE
Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor (Romanos
12:19, RV)
Los conflictos en
las vidas de los creyentes entre nuestra naturaleza (carnal) humana y aquella
del Espíritu Santo que mora en nosotros es a veces intensa. Nos inclinamos
naturalmente a hacer lo malo y Su voluntad es que hagamos lo correcto. ¡Por lo
que la dolorosa realidad de que el nacer de Nuevo y recibir al Señor en
nuestras vida es que causa problemas! Y si alguien profesa haber recibido a
Jesucristo como Su Señor y Salvador—pero no experimentan tal conflicto—su afirmación de fe no es genuina.
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu [Santo],
y el [deseo del] Espíritu es contra la carne (la naturaleza impía humana); y
éstos se oponen entre sí [en continua resistencia y oposición], para que no
hagáis lo que quisiereis” Gal. 5:17 (Biblia Reina Valera).
Así que si un creyente procede y hace lo malo a pesar de la influencia de refrenar del Espíritu Santo, ¡terminaremos pagando por ello!
“Porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo”
Heb. 12:6 (RV).
“Yo reprendo y castigo [yo disciplino e instruyo] a todos los que [estimo y tiernamente] amo; sé, pues,
celoso, y arrepiéntete [cambiando tu
mente y tu actitud]” Ap. 3:19 (Biblia Reina Valera).
Contacto diario con humanos—100% de los cuales poseen una naturaleza pecaminosa tal como nosotros—garantiza absolutamente fricción y el potencial para “armar peleas.” Nosotros nacemos egoístas, teniendo una fuerte inclinación de buscar al número uno, y por lo que el dar golpes con la cabeza es inevitable. Sin importar cuan mansa sea la personalidad de uno, tarde o temprano alguien va a decir o hacer algo que golpeará nuestro ego y nos enojará. La palabra “infantilidad” obviamente se derivó de la observación de niños pequeños mientras ellos disputan y pelean uno con otro tratando de salirse con las suyas. Y para verdaderamente madurar hasta ser un adulto responsable, debemos aprender a ignorar muchas cosas que van contra nuestro instinto básico de “yo, mi, y mío.”
Pero el madurar como cristiano es una tarea mucho más difícil que la de un niño crecer para ser adulto. Madurar espiritualmente implica un esfuerzo diario de ir mucho más allá de solo el evitar de conflicto explícito que tipifica las normas de una sociedad civilizada. La persona promedio considera un día bueno cuando este pasa sin que tengan una confrontación con otra persona—aún cuando hostilidad no resuelta hierve a fuego lento justo bajo la superficie. Y la hostilidad lleva con ella el deseo de ejercer represalia si alguna vez se presenta la oportunidad. Así que ve y admítelo—todos estos estamos “cortados de la misma tela” en lo que concierne a tales cosas.
Por eso es que los principios del Reino delineados por el Señor en Su Sermón del Monte (Capítulos 4 al 7 del Evangelio de Mateo) nos chocan de ser completamente imposibles de ejercer. Tales cosas como Su exhortación de “volver la otra mejilla” (Mat. 5:39) cuando somos calumniados, insultados, y maltratados por otros instantáneamente causa una respuesta de “¡tienes que estar bromeándome!” ¿Verdad? Esto es porque detestamos la mera idea de dejar que otro se salga con la suya con tal afrenta a nuestra dignidad. Todo dentro de nuestra naturaleza carnal grita que el YO debe ser apreciado y protegido sobre toda cosa.
Pero para complacer a Dios y crecer en la gracia y conocimiento de Jesucristo (2 Ped. 3:18), los creyentes deben venir a la conclusión de que el YO debe ser destruido.
“porque si vivís conforme a la carne,
moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” Rom. 8:13 (Biblia Reina Valera).
Hasta el grado en que somos exitosos en este proceso de santificación—poniendo de lado el YO y creciendo en Cristo—el Espíritu Santo llena el vacío donde una vez vivió el YO. Y entonces en ese mismo grado Su poder sobrenatural es demostrado a través de nuestras vidas mientras El ejerce Su influencia sobre otros. Y nunca debemos ser engañados en pensar que esta influencia se limita solo a la salvación de las almas. Muchos creyentes (y en especial predicadores evangélicos) parecen pensar que los conversos son el único fruto de vidas que se han rendido a Cristo, pero ellos están pasando por alto otro aspecto en conjunto. El refreno al pecado alrededor del mundo en las vidas del pueblo de Dios es también un ministerio vital del Espíritu Santo.
“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad (aquel
principio Escondido de rebelión contra la autoridad constituida); sólo que hay
quien al presente lo detiene [y lo hace], hasta que él a su vez sea quitado de
en medio” 2 Tes. 2:7 (Biblia Reina Valera/Amplificada).
Y yo estoy
convencido que la progresiva preocupación evangélica con los números está
enmascarando otro hecho: El pueblo
de Dios en conjunto no está dejando que “sus luces brillen delante de los
hombres” porque la apostasía es agresiva. Y una vez más, este principio
es definido en el Sermón del Monte:
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que
vean vuestras [excelencias morales y sus
loables, nobles y] buenas obras, y
[reconozcan, honren, alaben y] glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos” Mat. 5:16 (Biblia Reina Valera/Amplificada).
Ese YO está ganando la batalla y la mano restringente de Dios se está retirando lentamente lo que debería ser obvio a todos en cuestión, pero aparentemente este no es el caso.
Hablar es barato, pero acciones genuinas son preciosas—especialmente cuando ellas brillan a través de las altas y bajas de la carrera de ratones en la que vivimos. Así que por favor esté advertido de que un testimonio entusiasta y agresivo para otros es realmente perjudicial para la causa de Cristo si ellos no pueden ver tu “luz.”
Claro que tenemos que contarles a las personas acerca de la salvación que puede ser recibida a través de Jesucristo, pero asegúrese de que usted “use primero el producto” ¡antes de recomendárselo a otros!
De acuerdo a la
Palabra de Dios, el YO (la carne, Rom. 4:8-12) es un socio completo del mundo y
del Diablo en ser los más grandes enemigos que enfrentamos a diario. El sistema
de valores del mundo fue diseñado por Satanás para mostrar lo peor de nosotros
y el siempre está listo, dispuesto, y capaz de empujarnos en la dirección hacia
la que nos inclinamos. Así que la próxima vez que usted sea dolorosamente tentado
a estallar en un ataque de rabieta y “comerse a alguien” (o peor aún,
golpearlos en la boca), por favor cuente hasta 100 una o dos veces mientras
usted piensa en el siguiente pasaje:
“No paguéis a nadie mal por mal;
procurad lo bueno delante de todos los hombres. [18] Si es posible, en cuanto
dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. [19] No os venguéis
vosotros mismos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es
la venganza, yo pagaré, dice el Señor. [20] Así que, si tu enemigo tuviere
hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su
cabeza. [21] No seas vencido
de lo malo, sino vence con el bién el mal”. Rom.
12:17-21 (RV, énfasis mío).
Hace muchos años (durante mi voluntariosa juventud) escuché a un profano comediante hacer el comentario, “¡Ama a tus enemigos y vuélvelos locos!” El lo dijo para que fuese cómico, pero si nos detenemos a pensar, el principio es bíblico. “Haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mat. 5:44, Sermón del Monte)—así que traguemos nuestro orgullo pecaminoso, sigamos esta exhortación y la parte transgresora será desquitada mucho más que si hubiésemos seguido la carne en busca de venganza. Porque si en esta vida ellos nunca reciben a Jesucristo como su Señor y Salvador, “ascuas de fuego”—grados adicionales de castigo—serán su porción por toda la eternidad como resultado directo de lo que ellos nos hicieron. “MIA ES LA VENGANZA; YO PAGARE, DICE EL SEÑOR.” Y ninguna cantidad de venganza de nuestra parte podría ser tan completa.
También hay un
aspecto de “aquí y ahora” de la venganza de Dios por la injusticia hecha a Sus
hijos. Y yo creo que vemos este principio demostrado en la vida del apóstol
Pablo. Porque como Saulo de Tarso (antes que tomase el nombre de Pablo), el
persiguió salvajemente la Iglesia:
“Porque yo soy el más [indigno]
pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque
perseguí la iglesia de Dios [oprimiéndola con crueldad y violencia]” 1 Cor.
15:9 (Biblia Reina Valera/Amplificada).
“Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo
en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba
[con celo fanático]” Gal. 1:13 (Biblia Reina Valera/Amplificada).
Luego cuando el
Señor se encontró con el, camino a Damasco (Hechos 9:4) para salvarlo y
comisionarlo para ser Apóstol, el pecado de persecución no fue pasado por alto:
“Entonces Ananías respondió: Señor, he
oído mucho acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en
Jerusalén; 14 y
aún aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los
que invocan tu nombre. 15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento
escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de
reyes, y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto
le es necesario padecer por mi nombre” Hechos 9:13-16 (Biblia Reina Valera,
énfasis mío).
Así que toma en cuenta que no debemos ejercer represalia en contra de nadie—especialmente hermanos y hermanas en Cristo—sin importar que tanto pensemos que “lo merecen”, porque nuestro Padre que está en los cielos castiga a aquellos que El ama.
Si usted ha aceptado a Jesucristo como su
Salvador personal, pero ha sido muy tibio en su caminar espiritual con Él,
usted necesita pedirle inmediatamente perdón y renovación. Él lo perdonará
instantáneamente, y llenará su corazón con el gozo del Espíritu Santo. Entonces,
necesita iniciar un caminar diario de oración y estudio personal de la Biblia.
Si usted nunca ha aceptado a Jesucristo
como Salvador, pero ha comprendido Su realidad y el Fin de los Tiempos que
se acerca, y quiere aceptar Su regalo GRATIS de la Vida Eterna, usted puede
hacerlo ahora, en la privacidad de su hogar. Una vez lo acepte a el cómo Salvador,
usted habrá Nacido de Nuevo, y tendrá el Cielo tan seguro como si ya estuviera
allí. Entonces, podrá descansar seguro de que el Reino del Anticristo no lo
tocará espiritualmente.
Si a usted le gustaría Nacer de Nuevo, vaya ahora a nuestra Página de Salvación.
Esperamos que haya sido bendecido por este
ministerio, que busca educar y advertir a las personas, de modo que puedan
ver el Nuevo Orden Mundial por venir -el Reino del Anticristo-en sus noticias diarias.
Finalmente, nos encantaría saber de usted.
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Dios le bendiga.