TITULO: LA MANO JUSTICIERA DE DIOS
Subtitulo: “…y sabed que vuestro pecado os alcanzará.”
(Números 32:23b)
Aquellos que se refieren a la Biblia proclamando que es meramente una compilación de historias que ha pasado por tradición oral de generación a generación, lo hacen a pesar de la abundante evidencia que apunta a lo contrario. Y el error más común que se comete es que quienes hacen esto fallan en reconocer ciertos temas que se encuentran a través de toda las Escrituras — siendo el más notables de todos el sacrificio de sangre de una victima inocente. Este “camino sombrío” va desde el libro de Génesis hasta el libro del Apocalipsis y nos habla de un Salvador.
¡Esos temas continúan ininterrumpidos a pesar de que muchos autores han acorralado las palabras actuales! Humanamente hablando, la única forma de que esto pudiera ser posible es si estos hechos Bíblicos hubiesen sido escritos después que los mismos hubiesen ocurrido. Sin embargo muchos descubrimientos arqueológicos continúan comprobando la certeza y la autenticidad de la Biblia. Al ser esta la misma palabra de Dios, se mantiene si tacha alguna a pesar de que legiones de críticos han tratado de mostrar lo contrario.
Así que, utilizando esto como la base para nuestra discusión, queremos enfocar nuestra atención en uno de esos temas al examinar hechos declarados que fácilmente pueden ser pasados por alto. El primero de estos puntos envuelve el record Bíblico de un nacimiento:
“Y Timna fue concubina de Elifaz hijo de Esaú, y ella le dio a luz a Amalec; estos son los hijos de Ada, mujer de Esaú” Génesis 36:12 (VRV)
Emocionante, ¿No te parece?, Ciertamente este no es un evento que esperamos aparezca en los titulares de los periódicos – pero, sin embargo es muy importante. Como quiero señalarles, este tipo, Amalec era nieto de Esaú. Nació de Timma, concubina de Elifaz, el hijo de Esaú. Y Esaú, como recordará, tenía un hermano gemelo, Jacob, el cual nació segundo, perdiendo de esa manera los derechos de la primogenitura. Resumiendo, Esaú fue una persona profana (Hebreos 12:16) a quien poco le importó las responsabilidades del liderazgo espiritual que como primogénito le correspondía. El, literalmente vendió su primogenitura por un plato de potaje (lentejas), y al hacerlo demostró la oscuridad que había en su corazón. Al tirar por el suelo este bendito privilegio se desencadenó una serie de eventos que continúan afectándonos hoy en día, puesto que los descendientes de Esaú continúan en conflicto con la descendencia de Jacob (Israel). El principio espiritual detrás de este conflicto continúo esta en el siguiente pasaje:
“No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad
de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que
me aborrecen” Éxodo 20:5 (VRV)
Obviamente Esaú no amaba a Dios, y el sentimiento era mutuo (Malaquías 1:2-3). Por lo tanto, en la nación que más adelante se convertiría en la descendencia de Esaú, sería un pueblo que odiaría a Dios a causa de la iniquidad de su patriarca la cual “les visitaría”. En otras palabras, cometerían los mismos errores espirituales de su padre al punto que se convertiría en un error perpetuo. Y la historia Bíblica nos muestra que la descendencia de Amalec (conocidos como Amalecitas) se apartó tanto de Dios al punto que ellos odiaban a sus primos Judíos con suma pasión. Luego pasaron 400 años de esclavitud bajo el yugo Egipcio, sin embargo a pesar de esto no disminuyó el odio entre estos pueblos.
Mientras Israel estaba en el proceso de salir de Egipto por la mano poderosa de Jehová – sin un ejército organizado para protegerles – los amalecitas trataron de destruirlos aprovechándose de sus debilidades. Sin embargo, Dios intervino y dio a la fuerza improvisada del pueblo de Israel una victoria milagrosa. Pero aunque fueron derrotados, esta nación pagana de los descendientes de Esaú continuó siendo una espina dolorosa en el camino de Israel durante muchos años.
Entonces en una movida, que continúa siendo criticada por los no creyentes, ¡el “reloj del juicio” de Dios marcó la hora cero para los Amalecitas! El tiempo de la retribución había llegado y el mensaje fue dado por medio de Samuel, profeta/sacerdote/juez de Israel. A causa del intento anterior de los Amalecitas para destruir a Israel, ahora el Rey Saúl había sido ordenado por Dios para llevar a su ejército a la batalla:
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto” 1 de Samuel 15:2
Luego continúo el mandato específico de Dios a Saúl y el ejército de Israel:
“Ve, pues, y hiere a Amalec, y
destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres,
niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.” 1 de Samuel
15:3 (VRV)
La intensión directa de Dios era que Israel efectuara una venganza total en contra de su enemigo erradicándoles de la faz de la tierra. Sin embargo muchos todavía se preguntan, “¿Por qué un Dios de amor permitiría una cosa como esa?” La respuesta la encontramos en un principio declarado en el Libro de los Romanos:
“Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto
mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre
sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia,
y al que quiere endurecer, endurece.” Romanos 9:17-18 (VRV)
Nuestro infinito y soberano Dios
continúa trayendo su
justo juicio a quien Él quiera cuando Él quiera y por razones que solo Él
conoce. La civilización antidiluviana en los días de Noé fue aniquilada por un
diluvio en el que incontables millones de hombres, mujeres y niños perdieron
sus vidas. Pero la misericordia y la gracia fueron extendidas a Noé y a su
familia – ocho almas en total. Y de la misma manera, la palabra de Dios nos
habla acerca de juicios que vendrán sobre las personas de este mundo durante el
período de la gran tribulación – catástrofes que solo una pequeña fracción
sobrevivirá. Su ira siendo derramada contra el pecado es algo inevitable e
inescapable. ¡Así que acostúmbrese a la idea!
Una
vez el Rey Saúl recibió las ordenes “de marchar” por parte de Dios, Saúl no
dudo un segundo e inmediatamente salió a cumplir el mandato de Dios. Pero en lo
que sirve como un perfecto ejemplo de lo que es una obediencia incompleta,
el retorno victorioso de Saúl de la batalla probó mostrar consecuencias más
allá de su limitada comprensión. A pesar de la euforia general en el momento
que los combatientes regresaban con los despojos de la guerra, Samuel
inmediatamente tomó nota de una seria violación.
“Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por
la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he
aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a
Gilgal. Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová;
yo he cumplido la palabra de Jehová. Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de
ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? Y Saúl respondió:
De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de
las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.” 1
de Samuel 15: 12-15 (VRV)
Saúl trató de “librarse del
enrollo” echándole la culpa
a los hombres de su ejército. Él también trató de justificar el quedarse con
los animales diciendo que estos iban a ser ofrecidos como sacrificio a Dios.
Luego más adelante admite haber perdonado la vida de Agag el rey de los
Amalecitas.
“Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la
voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de
Amalec, y he destruido a los amalecitas”. 1 de Samuel 15:20
Las
instrucciones de Dios para Saúl fueron muy explicitas – los Amalecitas y cada
animal que poseían debían ser exterminados. Pero Saúl sabía que si cumplía con
esa orden, no habrían trofeos para que el mostrase cuando regresara de la
batalla. Así que para satisfacer su propio ego el desobedeció a Dios para
entonces de esa manera el poder recibir honor y gloria personal. Y por esos
actos de desobediencia, Dios más adelante le quitó el reino y se lo entregó a
David.
Por supuesto que Dios estaba al tanto de todo lo ocurrido, sin embargo la insistencia de Saúl de que ellos habían destruido a los Amalecitas no era cierta – a pesar de que es posible que el pensara que todos estaban muertos. ¡Puesto que como veremos más adelante, los Amalecitas sobrevivieron como nación y continuaron plagando a Israel por aproximadamente 500 años más! Mi sospecha es que una vez Saúl sintió que la victoria había sido lo suficientemente aplastante e impresionante, él no buscó vigorosamente toda el área de batalla en busca de posibles sobrevivientes. El orgullo personal y no el juicio de Dios fue obviamente su único objetivo. Así que Samuel, el profeta de Dios, hizo lo que el guerrero Saúl debió hacer y “Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal”. (1 de Samuel 15:33)
Y a medida que nos adelantamos a través de la historia Bíblica llegamos al Libro de Ester. Y de acuerdo a la cronología del obispo Usher, los eventos de 1 de Samuel 15 ocurrieron cerca del año 1087 A. C., y aquellos ocurridos en el libro de Ester cerca del 510 A. C. Así que estas fechas aproximadas nos indican que los Amalecitas continuaron desbordando su maldad contra el pueblo de Dios hasta que finalmente encontraron quien los detuviera, esto fue durante el reinado de Asuero (Xerxes), rey de Persia.
¡Y como les sobrevino la destrucción total a este pueblo es una forma increíble de cómo actúa la Mano Soberana de Dios en los asuntos de los hombres!
El libro de Ester ha sido criticado en el pasado de no ser digno de ser incluido en el Canon Bíblico pues “Dios” no es mencionado en ninguno de sus párrafos. Los Judíos fueron dispersados a través del reino Persa y para ese tiempo se había secularizado por la existencia relativamente confortable que les había provisto el rey Asuero. El culto a Jehová en Jerusalén era una memoria distante en las mentes de los más ancianos de la congregación Judía, mientras que los que habían nacido durante la cautividad no tenían ningún conocimiento del culto a Jehová. Los ancianos habían sucumbido a las tradiciones mundanas fallando en instruir a sus hijos en los caminos de Dios. Y es en este escenario mundano que se nos introduce la historia de Ester, sobrina de Mardoqueo, quién adoptó a la bella Ester después de la muerte de sus padres y la crió como si fuese su propia hija. Ambos ocultaban su “nacionalidad judía” puesto que Satanás siempre ha hecho del antisemitismo una moda en todas las sociedades de la historia. Y siendo “la discreción la mejor parte del valor humano”, ellos se mantuvieron cayados respecto a su nacionalidad.
Entonces una serie de eventos sin relación comenzaron a tomar lugar a medida que el plan maestro de Dios comenzó a tomar forma. Vasti, la hermosa reina de Persia, rehusó un pedido loable por parte del rey Asuero “…para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque era hermosa.” (Ester 1:11) Y cuando su negativa fue comunicada al rey, el enfureció. Luego después de consultar a los “sabios” del reino quienes eran sus consejeros, fue determinado por consenso que ella debía ser removida como reina y debía ser reemplazada por “…otra que sea mejor que ella.” (Ester 1:19C). Poco tiempo después, un decreto fue declarado en toda las provincias del vasto reino de que todas las mujeres jóvenes del reino debían ser traídas ante el rey y concursar para ganar su favor. La ganadora sería coronada como reina en lugar de Vasti.
Entonces, “como por suerte”, por decirlo así, Ester fue descubierta por ser una joven muy hermosa. Y ella, junto con el resto de las concursantes, fueron llevadas al palacio donde recibieron “el mejor de los tratamientos de belleza” – Perfumes, aceites, etc. Y en una narración que nos recuerda mucho acerca de cómo José encontró favor para con el carcelero mucho años antes, Ester encontró el mismo favor a los ojos de Hegai, eunuco del rey – quien le dio un trato preferencial (Ester 2:8-9). Y durante todo este tiempo, Mardoqueo se mantenía al tanto de Ester pues acostumbraba a caminar en las afueras de la corte de las mujeres preguntando siempre por ella. (Ester 2:11)
Entonces, cuando el tiempo llego para que ella fuese presentada delante del rey, ¿A qué no sabe quien fue la escogida? ¡Correcto, la hermosa señorita Ester!
“Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. 17Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.” Ester 2:16-17
¿A
qué cree usted que se debió que ella – por sobre todas las demás bellas jóvenes
– obtuvo ese grado de favor y gracia?
La
buena fortuna de Ester también se extendió a Mardoqueo, puesto que la próxima
vez que se le menciona en el libro de Ester, él está sentado a la puerta del
rey (Ester 2:19). Esto significa que se le había asignado un lugar de
prominencia en el gobierno – un resultado fortuito de los eventos ocurridos que
más tarde pagaría sus dividendos.
Un día mientras atendía asuntos oficiales, Mardoqueo escuchó a dos miembros de la guardia del rey quienes procuraban poner mano al rey. Así que siendo un siervo fiel a su rey, Mardoqueo inmediatamente anunció a Ester, quién pasó el mensaje al rey. Poco después Bigtán y Teres, quienes procuraban hacerle daño al rey, fueron sentenciados por traición y colgados en una horca (Ester 2:23), y la buena obra de Mardoqueo fue “registrada en las crónicas del rey”. Sin embargo los monarcas absolutistas tienden a tener una memoria corta acerca de tales cosas así el rey olvido rápidamente el asunto.
Acto II, primera escena (Por así decirlo)
Aparentemente de la nada el
Espíritu Santo abruptamente nos presenta a un “maravilloso” personaje llamado
Amán. Por alguna razón la cual no es explicada, Asuero decide promover a Amán
hijo de Hamegata Agageo ¡a la
segunda posición de todo el reino! Y el hecho de que fuera Agageo de
nacionalidad, nos apunta hacia el rey Amalecita llamado Agag, quién fue perdonado
por Saúl. Algunos eruditos de la palabra creen que esta palabra particular,
Agageo, era en realidad una palabra que significaba “rey” – tal como faraón en
Egipto. Pero en cualquier caso, puesto que el era “Agageo” se cree que Amán era
descendiente de los Amalecitas – un pueblo que supuestamente había sido
erradicado por los ejércitos de Israel muchos años atrás.
¡Y mientras la narración se desarrolla, las expresiones subsecuentes de Amán de
Odio extremo hacia todos los Judíos es una prueba de ser un Amalecita!
La trama se profundiza en Ester capítulo 3:2 donde vemos que Asuero da mandamiento de que todos se inclinen delante de la presencia de Amán y que lo “reverencien”.-- un acto de obediencia que solo era al rey mismo. Los reyes orientales se consideraban asi mismos como dioses y muy a menudo demandaban adoración de su súbditos, así que esto no era nada nuevo. Sin embargo Mardoqueo llanamente rehusó inclinarse y extender algún grado de obediencia ante Amán. La Biblia no nos dice por qué razón el se rehusó, sin embargo su herencia judía definitivamente prohibía la adoración a nadie que no fuera Jehová.
La negativa de Mardoqueo fue algo que el ego de Amán no pudo soportar. Y para empeorar las cosas, en el verso 4 del capítulo 3 encontramos como resultado de ser cuestionado por su desobediencia que se revela la verdadera nacionalidad de Mardoqueo, Judía. Así que “el secreto fue revelado” y Satanás inmediatamente vio en esto una oportunidad dorada para deshacerse definitivamente de los Judíos erradicándoles de la faz de la tierra. Como mencionamos anteriormente, “Dios” no es mencionado, ni tampoco “Satán”, ¡pero sus presencias en los eventos a continuación es ineludible!
En una ira ciega, Amán concibe un complot para destruir no solo a Mardoqueo, ¡sino al 100% de los Judíos del mundo! Para fines históricos, Asuero gobernaba todo el mundo conocido y si el redactaba un edicto de matar a todos los Judíos en cada provincia, ellos habría sido eliminados del todo. Así que Amán – no estando al tanto de que la reina Ester era Judía – mandó a sus sirvientes a construir una orca donde habría de ser colgado Mardoqueo y luego habló al rey para que publicara un juicio de muerte sobre los Judíos. Y el decreto, una vez dado, no podría ser revocado debido a las estrictas leyes de los Medas y los Persas. Las leyes de rey rápidamente fueron dispersadas a cada provincia del reino y la situación que enfrentaron los Judíos fue bastante oscura y sin esperanza. Mardoqueo y todo el resto del pueblo Judío se pusieron en ceniza y cilicio en señal de gran dolor y pena y se sometieron en oración y ruegos para ser salvados.
Y en medio de este oscuro y estresante tiempo, los eventos comenzaron a tomar lugar de una forma chistosa. Dios tiene un sentido del humor, mis amigos, y ese hecho está abundantemente demostrado en lo que a continuación tomo lugar. “Sucede y viene a acontecer” que el rey no podía dormir una noche y llamó a que se revisaran las “Crónicas de los reyes” y que se las leyesen. ¡Estamos hablando de algo muy interesante aquí! Y escuchando estos registros de las actividades diarias del rey, se mencionó la fidelidad y la valentía de Mardoqueo al salvar la vida del rey en una ocasión. Esto refrescó la memoria del rey, el preguntó a sus sirvientes acerca de cómo Mardoqueo había sido recompensado por su fidelidad. Y cuando su respuesta fue que nada había sido hecho por él, el rey inmediatamente se propuso a rectificar esta falta de su parte. El preguntó que si había algún representante de su corte presente y “sucede y acontece” ¡que Amán se presentó en el preciso momento para pedir permiso para ahorcar a Mardoqueo! Así que el rey pidió su consejo acerca de que podía hacer para honrar grandemente a alguien. El egoísta de Amán inmediatamente pensó que el honor al cual se refería el rey era para el mismo – así que Amán recomendó que la persona a ser honrada debía ser vestida con vestidura real, de que se le colocara la corona real, y que cabalgara en el caballo del rey. En adición a todo esto, el caballo debía ser llevado por un de los príncipes más nobles del rey. ¡Al rey le agradó la idea tanto que instruyó a que el mismo Amán hiciera esto a Mardoqueo y que fuera el que guiara el caballo! (Cualquiera que no se riera de esta escena sencillamente no ha estado prestando atención al relato)
Luego nuestro Soberano Dios intervino a favor de su pueblo a través de la reina Ester. En una serie de eventos que solamente Él podría haber arreglado, Ester literalmente arriesgó su propia vida al acercarse al rey sin ser convocada. Su amor por ella fue mayor que la etiqueta de palacio y alzando su báculo real dio la señal que indicaba que ella podría venir a su lado. Y en vez de sacar a flote la truhanería de Amán en frente de todos los presentes, ella diplomáticamente pidió que Amán fuera convocado a un pequeño banquete que ella quería preparar solo para ellos tres, el rey, la reina y Amán. Su petición fue aceptada y más adelante se sentaron a comer, el rey con gran amor dijo a Ester que ella podía pedir cualquier cosa, hasta la mitad del reino, y que se le sería concedido. Así que aprovechando la oportunidad Ester, sabiamente, imploró por su propia vida y la vida de su pueblo. El rey obviamente fue “sorprendido” por al petición e inmediatamente le pidió a Ester que le explicara, la truhanería de Amán fue revelada. Bueno, no habría que decir que el rey no estuvo nada contento y cuando pudo calmarse lo suficiente y lograr su compostura, a Amán se le concedió el honor de probar el mismo la orca que fue construida para Mardoqueo. ¡La justicia fue servida!
El decreto original del rey no podía revertirse legalmente, así que Mardoqueo tomó el lugar de Amán en el gobierno y le fue permitido por parte del rey hacer un contra decreto. Esta nueva ley permitía a los Judíos defenderse cuando arribara el treceavo día del doceavo mes – el día de ejecución establecido por Amán luego de hacer consultado los oráculos. El contra decreto contemplaba lo siguiente:
“Que el rey daba
facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reuniesen
y estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con
toda fuerza armada del pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes” Ester 8:11
Cuando el gran
día finalmente llegó, el pasaje siguiente detalla lo que aconteció: (Y note
especialmente lo que los Judíos hicieron al respecto a lo que refiere a los
restos de la guerra)
“En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece
días del mismo mes, cuando debía ser ejecutado el mandamiento del rey y su
decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban enseñorearse
de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que
los aborrecían. Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las
provincias del rey Asuero, para descargar su mano sobre los que habían
procurado su mal, y nadie los pudo resistir, porque el temor de ellos había
caído sobre todos los pueblos. Y todos los príncipes de las provincias, los
sátrapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los judíos; porque el temor
de Mardoqueo había caído sobre ellos. Pues Mardoqueo era grande en la casa del
rey, y su fama iba por todas las provincias; Mardoqueo iba engrandeciéndose más
y más. Y asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada,
y con mortandad y destrucción, e hicieron con sus enemigos como quisieron. En Susa capital del reino mataron y destruyeron
los judíos a quinientos hombres. Mataron entonces a Parsandata, Dalfón,
Aspata, Porata, Adalía, Aridata,
Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, diez hijos de Amán hijo de Hamedata,
enemigo de los judíos; pero no tocaron sus bienes. El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del número de
los muertos en Susa, residencia real. Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa
capital del reino los judíos han matado a quinientos hombres, y a diez hijos de
Amán. ¿Qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu
petición? y te será concedida; ¿o qué más es tu demanda? y será hecha. Y
respondió Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los judíos en
Susa, que hagan conforme a la ley de hoy; y que cuelguen en la horca a los diez
hijos de Amán. Y mandó el rey que se hiciese así. Se dio la orden en Susa, y
colgaron a los diez hijos de Amán. Y los judíos que estaban en Susa se juntaron
también el catorce del mes de Adar, y mataron en Susa a trescientos hombres;
pero no tocaron sus bienes. En cuanto a los otros judíos que estaban en las
provincias del rey, también se juntaron y se pusieron en defensa de su vida, y
descansaron de sus enemigos, y mataron de sus contrarios a setenta y cinco mil;
pero no
tocaron sus bienes.” Ester
9:1-16
Muchos Maestros
Bíblicos creen (y estoy de acuerdo con ellos) que en el punto de vista del
hecho de que quienes atacaron a los Judíos estaban al tanto de que serían
resistidos con fuerza, la mayoría de ellos probablemente eran Amalecitas. Un
odio ciego y diabólico los impulsó a que atacaran a los Judíos en un atentado
sicótico de destruirlos para siempre. Además dos hechos de lo que sucedió
sobresaltan.
(1) Los judíos fueron instruidos a que mataran a todos
sus enemigos – incluyendo a mujeres y niños (Ester 8:11), y (2) que los judíos
universalmente rechazaron tomar las posesiones de sus contrarios como despojos
de guerra, esto me lleva a pensar que Dios los indujo a que obedecieran completamente
lo que Saúl y su ejército fallaron en hacer quinientos años atrás.
(2) Nuestro Dios es totalmente Soberano en los asuntos
Suyos con el hombre y el literalmente permitió a los Amalecitas, almas que
vivían en oscuridad espiritual, un período de gracia antes de que el juicio
final cayera sobre ellos. La primera matanza de las huestes de Israel
comandadas por Saúl debió ser “una advertencia” para quienes quedaron atrás,
sin embargo ellos nunca se arrepintieron de su iniquidad. Y cuando la
oportunidad se les presentó ellos con ímpetu decidieron hacerle daño a la niña
de los ojos de Dios – Israel (Deuteronomio 32:10; Zacarías 2:8).
Hay mucho
acerca de este pequeño libro de Ester que lo cataloga como de buena lectura y
les insto a todos ustedes a que lo estudien cuidadosamente. Por asuntos de
brevedad hemos tocado solo los puntos altos y hemos omitido muchos detalles
interesantes.
Para finalizar, señalemos la celebración jubilosa que tomo lugar después de la gran victoria por parte de los judíos, la cual continúa siendo observada por ellos cada año, su nombre el “día de Purim”. ¿Recuerda usted que Amán pidió a los sabios que consultaran el oráculo “Pur” para determinar la fecha exacta de la ejecución? Bueno, una ejecución si tuvo lugar y por los pasados 2500 años o más – ¡el complot del diablo proveyó a los judíos un día en el cual ellos expresan gratitud a su Soberano Dios!
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