TITULO: PECADO Y PERDON
Subtítulo: "Porque la paga de pecado
es muerte......." (Romanos
6:23a)
Basado en preguntas frecuentes de los lectores,
parece que la doctrina bíblica del pecado no es bien entendida por muchos hoy.
Algunos creyentes atraviesan la vida aterrorizados de que perderán la salvación
por caer en pecado. Mientras que en el otro lado de la balanza, unos pocos
piensan que comprenden bien el tema, pero muestran su ignorancia insistiendo
que es posible alcanzar un punto de "perfección sin pecado " en esta
vida. Ambos extremos son totalmente errados, tal como esperamos enseñarles por
La definición del pecado en el Nuevo Testamento
se deriva de la palabra griega hamartia, la cual literalmente significa "fallar
el blanco." Podemos imaginarla como si fuese cualquier falla porque
fallaron en darle al blanco de Dios –Su “blanco"— ¡de perfección absoluta en pensamiento,
palabra, y hecho! El es la perfección personificada y Su Santidad la demanda de
todo aquel si es que alguien esté en su presencia ¿Entonces dónde nos deja eso
a nosotros? ¿Sería alguien tan descarado como para clamar que son perfectos
y sin pecado? Amados, ¡yo confío en que serán más sensatos!
"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros" 1 Juan 1:8 (RV).
Adán y Eva fueron
creados perfectos en cada aspecto y aparentemente se les dieron cuerpos
glorificados tal como el que ocupa hoy Jesucristo. Vestidos en luz, ellos
fueron colocados en un paraíso en la tierra llamado Edén y la única prohibición
que se les puso—se les prohibió comer del “árbol de la ciencia del bien y del
mal." Claro está que Dios sabía que desobedecerían y por eso El añadió una
penalidad:
"mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás." Génesis 2:17 (RV, énfasis mío)
El resto, como dicen,
es historia. Eva fue engañada por Satanás y comió de la “fruta prohibida”,
cayendo por lo tanto instantáneamente en una muerte espiritual y comenzando
el proceso de morir físicamente. Ella cometió el primer pecado humano y Adán
pronto le siguió (Satanás, no el hombre, fue el que originó el pecado por su
rebelión en contra de Dios, Ezequiel.28:15). Interesantemente,
El hecho de la depravación humana es resumido por el Apóstol Pablo en los siguientes versículos:
"10Como
está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11No hay quien
entienda, No hay quien busque a Dios.12Todos se desviaron, a
una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno " Romanos 3:10-12 (RV, énfasis
mío)
Y para aquellos quienes
quieren saber lo que dice
DEPRAVACION DEL HOMBRE
Génesis 6:5-7; Génesis
6:11-13; Génesis 8:21; Deuteronomio 32:10; 2 Crónicas 6:36; Job 4:17-19; Job
9:2-3; Job 9:20; Job 9:29-31; Job 11:12; Job 14:4; Job 15:14-16; Job 25:4-6; Sal.
5:9; Sal 14:1-3; Sal. 51:5; Sal 53:1-3; Sal 58:1-5; Sal 94:11; Sal 130:3; Sal
143:2; Proverbios 10:20; Proverbios 20:6; Proverbios 20:9; Proverbios 21:8;
Eclesiastés 7:20; Eclesiastés 7:29; Eclesiastés 8:11; Eclesiastés 9:3; Isaías
1:5-6; Isaías 42:6-7; Isaías 43:8; Isaías 48:8; Isaías 51:1; Isaías 53:6; Isaías
64:6; Jeremías 2:22; Jeremías 2:29; Jeremías 6:7; Jeremías 13:23; Jeremías
16:12; Jeremías 17:9; Ezequiel 16:6; Ezequiel 36:25-26; Ezequiel 37:1-3; Oseas
6:7; Oseas 14:9; Miqueas 7:2-4; Mateo 7:17; Mateo 12:34-35; Mateo 15:19; Marcos
7:21-23; Lucas 1:79; Juan 1:10-11; Juan 3:19; Juan 8:23; Juan 14:17; Hechos
8:23; Romanos 2:1; Romanos 3:9-19; Romanos 3:23; Romanos 5:6; Romanos 5:12-14;
Romanos 6:6; Romanos 6:17; Romanos 6:19-20; Romanos 7:5; Romanos 7:11; Romanos
7:13-15; Romanos 7:18-21; Romanos 7:23; Romanos 7:25; Romanos 8:5-8; Romanos
8:13; Romanos 11:32; 1 Corintios 2:14; 1 Cor. 3:3; 1 Cor. 5:9-10; 2 Cor. 3:4-5;
2 Cor. 5:14; Gálatas 3:10-11; Gálatas 3:22; Gálatas 5:17; Gálatas 5:19-21; Efesios
2:1-3; Efes. 2:11-12; Efes. 4:17-19; Efes. 4:22; Efes. 5:8; Efes. 5:14; Col.
1:13; Col. 1:21; Col. 2:13; Col. 3:5; Col. 3:7; 2 Tim. 2:26; Tito 3:3; Santiago
3:2; Santiago 4:5; 1 Pedro 1:18; 1 Pedro 2:9; 1 Pedro 2:25; 1 Juan 1:8; 1 Juan
1:10; 1 Juan 2:16; 1 Juan 3:10; 1 Juan 5:19; Apocalipsis 3:17
Por lo que encontramos
que el hombre, en su estado no regenerado, ¡está de lo más mal que se pueda
espiritualmente! El está muerto en sus delitos y pecados (Ef.2:1), un esclavo
de Satanás (Ef.2:2), no puede entender lo que se discierne espiritualmente – ¡
Pasemos a discutir el
pecado según es pertinente a la vida cristiana. ¿Quita la regeneración la
pecaminosidad del corazón del hombre? O como yo quisiera que eso fuese verdad, ¡pero
no lo es! Nuestra posición de estar "en Cristo" y justificados
ante Dios significa que nuestra deuda total (pasada, presente y futura) es
cancelada y somos declarados totalmente inocentes ante Su presencia. Pero esto
habla de nuestra posición en Cristo, no de nuestra condición práctica--no de la dura
realidad de la vida diaria. Nuestro estado como un hijo de Dios está sellado por siempre en los
cielos, pero nuestro estado diario varía en proporción directa al grado de cooperación que
exhibimos hacia el liderazgo del Espíritu Santo. Una vez somos espiritualmente
regenerados, el proceso vitalicio de santificación empieza. Para ser
santificados, o santos, significa ser apartados para el servicio a Dios y no
viene de la noche a la mañana. Para estar seguro, habrá un gran cambio en la
vida de uno después de haberse convertido y recibido el Espíritu Santo –pero la
verdadera santidad y perfección en esta vida es el objetivo inalcanzable
por el cual debemos esforzarnos. Cristo es nuestro estandarte y se nos exhorta a imitarle, pero seguramente
entendemos que realmente alcanzar Su divina perfección es imposible de este
lado del cielo. No somos y de hecho real no podemos ser sin pecado (aunque Dios
nos ve de esa forma, posicionalmente), por lo que debemos esforzar al
máximo cada fibra de nuestro ser para "proseguir a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús " (Fil.3:14),
tal como lo hizo el Apóstol Pablo. Es la recompensa celestial y no la
salvación el "premio" por el
que debemos esforzarnos en nuestro caminar con Dios en esta tierra.
Pero algunas almas
sinceras insisten en que
"Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el
pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es
nacido de Dios."
1 Juan 3:9 (RV).
No obstante, ¡esto no
puede significar que un cristiano no peque! Y para sustentarlos, llamo vuestra
atención a lo que dice Juan en el versículo 8 del capítulo 1 (citado
anteriormente) —de como "si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos...." Algunos podrían tratar de reclamar
que Juan le escribía a no creyentes, pero eso no quedará pues la epístola
completa de 1 Juan fue escrita a creyentes --"hijitos"—tal como
declaramos en el versículo 1 del capítulo dos. El versículo 4 del capítulo 1
dice "estas cosas os escribimos...."—refiriéndose a creyentes,
o "hijitos," como se les refiere Juan afectuosamente mas adelante. Esta
posición es verificada por W.E. Vine en su Diccionario
Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (“Expository Dictionary of
New Testament Words”), página
211, bajo el encabezado "Comete, Comisión", #2 Poieo, "Nota:
En 1 Juan 3:4, 8, 9, la versión amplificada por error tiene "cometer"
(un significado imposible en el ver. 8);
Una inspección cercana
del capítulo tres y el versículo 8 en
"Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el
pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es
nacido de Dios. " 1 Juan
3:9 (RV)
Este principio es validado por la propia
experiencia de Pablo, la cual encontramos en Romanos capítulo 7:
"[14] Porque sabemos que la
ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. 15Porque lo
que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco,
eso hago. 16Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es
buena. 17De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el
pecado que mora en mí. 18Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el
bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19Porque
no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20Y
si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.21Así
que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22Porque según el hombre interior, me deleito en la
ley de Dios;
23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela
contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está
en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este
cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor
nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la
carne a la ley del pecado. Romanos 7:14-25 (RV, énfasis mío).
¿No es este lamento por el Apóstol Pablo verdad en
tu propia vida? ¡Ciertamente lo es en la mía! Yo soy un creyente nacido de
nuevo, lavado en la sangre del Cordero y el Espíritu Santo me asegura que yo
soy uno de los hijos de Dios --¡pero todavía experimento diariamente la
realidad del pecado! Cuando nací de Nuevo recibí una nueva naturaleza, una
naturaleza espiritual—pero mi carne, la naturaleza pecaminosa y depravada que
recibí de Adán, no fue destruida. Por el contrario, ¡está muy viva y
continuamente enseña su fea cara! A través de la oración y ayuda del Espíritu
Santo ya yo puedo (y espero que así lo haga) pecar mucho menos que antes de
recibir a Cristo, pero, ¿perfección? ¡¡¡¡Hazme el favor!!!!
Y para aquellos que todavía insisten que es posible, permítame
señalar no solo están los pecados que cometemos, sino también los pecados de
omisión—cosas que debimos haber hecho, pero no las hicimos. El modelo de
perfección de Dios y Su voluntad para nuestras vidas incluye varios aspectos
sobre los que debemos orar por dirección. ¿Y si es remotamente concebible de
que es probable que puedas discernir cada uno—y luego llevarlos a cabo al pie
de la letra? El fallar en no percibir y hacer nuestro deber es pecado—el pecado
de omisión. O, mis amigos, ¿no pueden ver que somos pecadores, tanto por
naturaleza y en práctica? El Espíritu Santo, hablando a través del profeta Isaías,
"nos clava a la puerta de Madera” en la siguiente declaración:
"Si bien todos nosotros somos como suciedad, y
todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros
como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento."Isaías 64:6 (RV, énfasis
mío).
Dios desea que Sus hijos reconozcan la
pecaminosidad excesiva de nuestro pecado y al hacerlo, también reconozcamos la
estupenda magnitud de Su gracia por la cual ha sido perdonada. Somos
justificados posicionalmente ante Sus ojos y nuestro estado perfecto en
absolutamente todo aspecto –y hasta nos garantiza un hogar eterno en el cielo.
Pero el grado de recompensa recibido tan pronto lleguemos allá será determinado
porque tan buenos seamos peleando contra el mundo, la carne, y el diablo de
este lado de la gloria (1 Corintios 3:8-15).
¿Tomar el pecado a la ligera porque ya está
perdonado? Impensable en cualquiera de los casos, pero
tenga en cuenta que el pecado solo en respecto de nuestro destino eterno.
No nos podemos escapar de ninguno de los pecados que cometemos como hijos de
Dios porque El conoce cada detalle y, sin duda alguna, nos castigará
adecuadamente. Cuando éramos jóvenes, todos evadíamos ocasionalmente el castigo
de nuestros padres terrenales porque ellos no estaban al tanto de la infracción,
¡pero ese nunca es el caso con Dios! Aquellos
quienes El ama pueden contar con ser atrapados y ser disciplinados
apropiadamente (Números 32:23 y Hebreos 12:6). Así que si eres realmente hijo
de Dios, ¡por favor deja de estar aterrorizado de perder tu salvación y
transfiere ese pavor a la posibilidad de ser castigado por tu Padre celestial! Esforzarse
por ser bueno no te comprará ni una pizca en relación a la salvación, pero te
ayudará en evitar la mano disciplinante de Dios. Hace años, las personas se
referían a los cristianos como “hombres/mujeres temerosos de Dios" y todos
tenemos que entender la base de la expresión. Yo le temía a mi papá, porque si
mamá "me delataba" ¡mi trasero estaba definitivamente en peligro! Ese
tipo de miedo es necesario y saludable –tratando de mantenernos en el “estrecho
y angosto" (Mateo 7:14).
Si usted ha aceptado a Jesucristo como su
Salvador personal, pero ha sido muy tibio en su caminar espiritual con Él,
usted necesita pedirle inmediatamente perdón y renovación. Él lo perdonará
instantáneamente, y llenará su corazón con el gozo del Espíritu Santo. Entonces,
necesita iniciar un caminar diario de oración y estudio personal de la Biblia.
Si usted nunca ha aceptado a Jesucristo
como Salvador, pero ha comprendido Su realidad y el Fin de los Tiempos que
se acerca, y quiere aceptar Su regalo GRATIS de la Vida Eterna, usted puede
hacerlo ahora, en la privacidad de su hogar. Una vez lo acepte a el cómo Salvador,
usted habrá Nacido de Nuevo, y tendrá el Cielo tan seguro como si ya estuviera
allí. Entonces, podrá descansar seguro de que el Reino del Anticristo no lo
tocará espiritualmente.
Si a usted le gustaría Nacer de Nuevo, vaya ahora a nuestra Página de Salvación.
Esperamos que haya sido bendecido por este
ministerio, que busca educar y advertir a las personas, de modo que puedan
ver el Nuevo Orden Mundial por venir -el Reino del Anticristo-en sus noticias diarias.
Finalmente, nos encantaría saber de usted. Puede enviarnos un E-Mail a
Dios le bendiga.